martes, 11 de junio de 2013

No más "porfavorcito", por favor

¿Por qué las y los ecuatorianos hablamos de forma tan peculiar? Nuestra expresión es acompañada de un tono dulzón que adorna y empalaga las palabras, convirtiéndose muchas veces en un escudo que nos evita decir las cosas directamente y nos llenamos de eufemismos hasta la coronilla. Entre nosotros introducir un ito o ita al final de nuestros nombres resulta melódico y agraciado y quien no ponga en práctica este uso será considerado frío y hasta odioso.
Pero, ¿por qué hablamos como hablamos?, ¿por qué al solicitar un favor a una persona que infunde temor o respeto, o con la que nos sentimos en desventaja, utilizamos expresiones como "por favorcito", "sea buenito", "es una cosita chiquita la que le pido", "acá a la vueltita no más"? Para el escritor Jorge Enrique Adoum son particularidades que corresponden a un sentimiento de ternura de un pueblo cariñoso que abusa cálidamente de la herencia castiza del español.
Para María Pilar Cobo, lexicógrafa de la Real Academia Española de la Lengua, se trataría de una herencia de la colonización. Los indígenas sumisos al patrón criollo inconscientemente modificaban su lenguaje para no transgredir el abismo abierto en sus relaciones con el colonizador. De ahí aparentemente hemos heredado una actitud huidiza que se expresa con aderezos innecesarios que evitan el uso de un lenguaje directo y frontal.
Expresarnos como si camináramos de puntillas es nuestro sello y lo hacemos, supuestamente, para no incurrir en mal trato o mala expresión. Por ternura o por taras colonizadoras, seguimos padeciendo el “…no sea malito, deme una manito, verá que Diosito le ha de ayudar…”, algo que, no obstante, las nuevas generaciones rechazan de plano.
¿O no?
/ac

3 comentarios:

  1. Es interesante que el artículo asume que esta forma de hablar es de los ecuatorianos... realmente es de los serranos pues los costeños no hablamos de esa manera, al menos no de manera cotidiana sino solamente de manera excepcional. La interpretación de Jorge Enrique Adoum de que es una herencia de los indígenas explicaría por qué en la sierra se mantiene esta forma de pedir, de manera más acentuada.

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  2. El artículo presenta un tema interesante¡ felicitaciones a la autora¡

    Es verdad que el lenguaje refleja la forma en cómo vivimos y puede, en mayor o menor grado, plasmar nuestra organización interna, pero no siempre tenemos la habilidad de articular las frases en el orden y la energía que sentimos internamente. EL lenguaje aparte de ser apropiado, debe aproximarnos, lograr que yo conozca tus análisis y tú los míos, más allá de que no estemos de acuerdo o no.

    Aún más, el lenguaje deberá ser "considerado con el otro", porque a propósito de ser directo y frontal no voy a arrasar con "la otra persona, mi interlocutor", no por ser efectivo voy a descargar los pensamientos como si la alteridad no existiera, mi interlocutor también modula mi expresión.

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  3. Que interesante reconocernos en estas expresiones!!!!! Recuerdo a mi abuela y a mis tías, hablando de esa manera. Y a pesar de que la lectura de esas expresiones me ha generado gratos recuerdos, no dejo de asentir y acordar que estas particularidades de nuestro vocabulario ecuatoriano responden a la necesidad profunda de recibir la aprobación y ayuda de los otros.

    SR

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